Hace un tiempo comencé a buscar ciertas pinturas de Magritte para representar una exposición, así fue como llegue a Rodney Smith, evidentemente inspirado en el maestro del Surrealismo.
Es un fotógrafo norteamericano, que gira en torno al mundo surrealista con un toque de los años 20, plasmados principalmente en blanco y negro, compuesto por un perfil clásico y sutil en simetría y equilibrio tanto de iluminación como sus contrastes.
Su padre fundo la empresa de modas “Anne Klein”, podríamos decir que desde ese mundo adquirió la belleza por el detalle y lo sofisticado, pero según los antecedentes, él quería un sentido mas profundo para su vida, lo invadió la filosofía existencialista que lo llevo a graduarse en Teología. Pero, sus continuas visitas a las exposiciones en Nueva Cork, llego a la fotografía, a lo cual doy gracias, estudiando en la Universidad de Yale en los años 70, bajo las enseñanzas de Walter Evans, otro gran personaje de la fotografía, quien lo formo e instruyo, actualmente enseña fotografía en Santa Fe, Nuevo México, EEUU.
Declara que nunca le ha importado la moda, Smith dice que sigue sus convicciones y lo que quiere ver, lo cual le ha entregado importantes premios y reconocimientos, además de publicaciones de libros y diversas exposiciones en museos y galerías relevantes para el mundo artístico.
Su trabajo de compone de un equipo reducido, tales como, un trípode y un par de cámaras (normalmente Hasselblad). Rara vez se lleva focos porque suele trabajar solo con la luz natural. Los resultados se entregan como copias originales, nunca negativos ni transparencias.
“Trato de hacer mi trabajo bien y de que tenga sentido, en lo que se refiere a eso soy muy especial. Revelo e imprimo a mano siguiendo un procedimiento cuidadosamente elaborado para producir el resultado perfecto. La calidad de la imagen final es muy importante para mí. Es la consecuencia de todo lo que he hecho y la considero una obra de arte.” (Rodney Smith).
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